En enero del 2017 comencé a ilustrar la serie Lo + visto, de la Fundación Telefónica. Se acaba de publicar el octavo título de esta colección titulado Biohacking. Conviértete en la mejor versión de ti mismo, he tenido el privilegio de realizar las ilustraciones de todos ellos sin interrupción.

La línea gráfica en que me propuso trabajar Paco Lacasta, diseñador de la colección, de utilizar colores planos y limitarnos a utilizar una gama de colores muy reducida (variándola eso si en cada número) también me ha empujado a buscar cierta evolución en el estilo.

Una temática fascinante

Centrados en temática de actualidad tecnológica, la serie Lo + visto ha tratado durante estos meses una gran variedad de asuntos de actualidad. Es curioso como sobre algunos de ellos yo tenía pocas referencias, y una visón por tanto bastante limitada. Después de leer los textos y documentarme sobre cada uno de estos temas, me doy cuenta de que algunos de ellos van a ser determinantes en el futuro y van a modificar el aspecto de nuestras sociedades y la manera en que interactuamos y nos relacionamos. Y ese futuro no es lejano; ese futuro ya está aquí.

Me resulta muy estimulante esta temática; me obliga a documentarme sobre qué es y en qué estado está en la actualidad cada una de las tecnologías y hacia adonde apunta, además de tomar conciencia de cómo está cambiando nuestra forma de relacionarnos con los demás, con ella misma, e imaginar nuevas maneras. De cierta forma es un ejercicio de imaginación y ciencia ficción.

Esta ha sido la colaboración más estable que he mantenido durante el año pasado. Para un trabajador freelance trabajar en este tipo de proyectos, que representa un trabajo periódico y continuado, es importante pues nos aporta una base, cierta sensación de estabilidad laboral, y también económica.

Cambios en el mundo laboral

Cuando comencé a estudiar diseño, la informática aplicada al diseño estaba comenzando. En pocos años llegaron los primeros ordenadores Mac y esa herramienta cambió para siempre el aspecto de los estudios de diseño y nuestra forma de trabajar.

Pronto entré a a trabajar en una editorial importante, en la que el estudio de diseño todavía era un espacio diáfano con ocho o diez mesas de dibujo. El primer Mac lo adquirieron por ese entonces y lo tenían en una habitación aparte como algo que todavía no había encontrado su lugar. Solo dos o tres personas que entramos en la editorial en ese momento teníamos experiencia con esa tecnología.

Esa editorial sigue siendo relevante en el panorama nacional y mantiene presencia internacional, pero en estos años ha cambiado profundamente todo el sector editorial, inmerso en una gran crisis. Yo hace mucho que dejé ese puesto de trabajo y comencé mi carrera como trabajador autónomo.

Echando la vista atrás para tener una cierta perspectiva de los años que llevo trabajando como autónomo, puedo visualizar un mapa del los clientes y proyectos en los que he trabajado este tiempo. Elaborar un listado medianamente exhaustivo, sería laborioso, y no es mi intención ahora, pero puedo apreciar con claridad cuanto ha cambiado el panorama alrededor.

Cambiaron los clientes, el tipo de proyectos, la forma de trabajar, los presupuestos...

En el día a día, centrados en nuestro trabajo cotidiano y en los proyectos que debemos entregar, quizá no nos damos cuenta cuan cambiante es nuestro entorno laboral.

Si trabajamos en una gran empresa quizá la ficción de que las cosas permanecen inmutables puede mantenerse por un tiempo, pero el cambio llega también, y posiblemente de forma más radical, como un ascenso o un despido.

En mi caso concreto

Lo más evidente es que mi actividad profesional ha ido girando en los últimos años del diseño gráfico a la ilustración, al principio de manera parcial y lenta pero luego de forma más clara y también más consciente por mi parte.

Algunos de los clientes más importantes con los que trabajé en un tiempo determinado, ya no están ahí; algunos desaparecieron o se reconviertieron, algunas empresas recortan su presupuesto de diseño, con alguno más la relación se enfrió y dejaron de contar conmigo para sus proyectos.

La crisis económica en la que entramos a partir del año 2008, implicó un cambio brusco en muchos ordenes y nos ha recordado con dureza que el cambio se produce y es necesario cambiar nosotros con ello y evolucionar. Recuerdo con cariño a El Bosque balneario, restaurante y centro de desarrollo humano, con el que mantuve una relación laboral durante casi una década; en ese tiempo establecí, además de una relación laboral fructífera, muy buenas relaciones personales. A esa empresa, como a muchas otras —grandes o pequeñas— se las llevó por delante la crisis. Podemos en ocasiones volver la vista atrás para aprender algo, pero debemos evitar cultivar la nostalgia.

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Cambios que nos empujan a actuar y a evolucionar

En los últimos años hemos experimentado grandes cambios en nuestra forma de trabajar y relacionarnos; todos, hasta los más mayores, nos hemos ido adaptando a estos cambios en alguna medida. Estos cambios lejos de detenerse parecen imparables: la inteligencia artificial y robotización, el Blockchain, el mundo de las redes sociales, la realidad aumentada, actividades productivas que desaparecen y otras que surgen, la "uberización" del trabajo... y ante este panorama en que la tecnología cambia tan rápido podemos experimentar vértigo y sentirnos abrumados.

No es bueno vivir la presión del cambio con temor. Podemos, con honestidad, tratar de ver qué nos asusta. Estamos empujados a salir de nuestra zona de confort y obligados a realizar cambios en nosotros mismos:

Aprender nuevas habilidades. Quizá aparezca la necesidad de realizar tareas que no has realizado antes y con las que, en principio, no sientes afinidad. No dejes que esa sensación te bloquee, Independientemente del ritmo, todo se puede aprender. Es imprescindible aprender a desempeñar nuevos roles una formación continuada.

No te encierres, comunícate. buscar apoyo en otros profesionales o amigos que hayan evolucionado con anterioridad en la dirección que sientes tienes o quieres hacerlo tú.

Toma los cambios como retos. En ocasiones se producen cambios que objetivamente calificaríamos de negativos. En esos momentos, en que la vida nos da las lecciones más duras, es cuando podemos aprender más de nosotros mismos. Necesitamos buscar nueva motivación, ser positivos y sacar lo mejor de  nuestro interior.

Soltar la carga. En algunos momentos todos experimentamos que las cosas nos superan. Tenemos que encontrar la manera de aligerarnos; recurrir al humor, al deporte, a una charla con amigos etc, y valorar lo que ya tenemos. Si no encontramos válvulas de escape para soltar tensión y gestionar el estrés, podemos enfermar y desencadenar una crisis de ansiedad.

Se flexible. Está muy bien tener las cosas claras de hacia adonde vamos, pero en muchas ocasiones, esa determinación es una limitación que nos impide ver algunas de las oportunidades que se presentan. Es muy enriquecedor ser capaces de ser flexibles.

Trabajar con lo que ocurre. En algunos momentos nos encontramos en una situación en la que no podemos cambiar las circunstancias externas, en esos momentos podemos valorar cuan importante es cómo nos relacionamos con las cosas; si nos revelamos y luchamos contra la adversidad hasta agotarnos o si empezamos a trabajar con ello.

Observa los cambios con curiosidad. Muchos de esos cambios no tienen por qué ser amenazas. Independientemente de cómo puedan afectar a nuestra actividad profesional, pueden ser muy interesantes. Si sabes aprovecharlos pueden convertirse en oportunidades; de hacerte mejor profesional, hacer algo distinto e interesarnos por nuevos sectores profesionales; entonces podemos sentir más curiosidad que temor.

¿Has experimentado cambios profesionales importantes durante 2017? ¿Hasta qué punto has contribuido a que se produjeran? ¿Qué actitud has mantenido? ¿Qué has aprendido?